Parece el mundo entero estar de caza.
Escúchales ahí fuera:
la gente deambulando por la calle
con el corazón lleno de armas cargadas
y el sudor de la bilis que les hierve
en la cabeza y la garganta.
Van siguiendo la hilera que ha trazado la metralla,
el olor de las cosas heridas, el rastro luminoso
de las risas y la gente que se besa.
Todos quieren por lo visto
colgar en las paredes de sus celdas
las cabezas de los pájaros, el trofeo disecado
de algún cuerpo enamorado.
Llevan jaulas para encerrar la lluvia
y redes donde atrapan mariposas
y tanques y dinero y palabras como arañas afiladas
y máquinas enormes que congelan los sueños.
Vienen locos bufando como trenes hambrientos,
hinchados por la ira y por el miedo.
Llevan nombres escritos en sus listas
y husmean las aceras y acechan las esquinas
y atisban a través de las ventanas
para ver lo que hay dentro de tu casa.
Nos rondan, nos acechan.
Y más tarde o más temprano
lograrán acorralarnos.
Te quiero pero apenas tengo tiempo de decirlo.
Ya se ha abierto la veda.
Han puesto un alto precio a nuestra dicha
y el cronómetro torvo de la muerte
nos viene, dueña mía,
pisando los talones.
Miguel
Ángel García Argüez. De La Venus del Gran
Poder. En Negra flama. Poesía
antagonista en el estado español. SOV de la CNT de Jaén, 2013.
Imagen: Lutz Friedel. Águila
(Los hermanos), 1989.
No existe catástrofe mayor que dejar de amar. De ella se derivan todas las demás.
ResponderEliminarSalud!
No amar es la cosificación del otro, pensar que todo lo demás, incluidas las personas, es un medio al servicio de tus fines. Salud!
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