Había
cierta incapacidad para llegar al fondo del asunto. Cierta desarmonía entre la
falsedad de las preguntas y las respuestas evadidas. Pienso que en tales casos
el asunto es la muerte. Alguna forma de muerte medianera o interpuesta. Un muro
leve de sonido sordo. Nada, en fin. Nada que pueda hacer que la palabra sea
oída. La palabra de quién. No había quien a quien hablase en realidad. Los rostros
reservaban su calidad de máscaras inmóviles. Nada parecía fluir. Había enormes
espacios sin amor en la voz del que hablaba. Estéril territorio en el que es
vano que el hombre hable con el hombre. Pues nada de lo que acaso pudiéramos
decir encontraría reconocimiento.
José Ángel Valente. Interior con figuras, 1973-1976. En Punto cero. Poesía 1953-1979. Seix
Barral, 1980.
Imagen: Saul Landell
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