(…)
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
(…)
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.
No perdamos el tiempo
Gloria Fuertes
La poesía no es indispensable para el funcionamiento del universo. Tampoco lo explica. Quizás solo habla. Claro, siempre se corre el riesgo de quedarse en un parloteo intelectual o de ser forraje para cumplir el expediente.
Tantas veces nos vamos por las ramas
y olvidamos nuestras raíces…
A veces no hay manera de saber cómo hacerlo. Tal vez comenzar mirando desde fuera, intentar hacer un bosquejo, un apunte del natural.
Este libro podría considerarse un cuaderno de campo, un registro, un archivo personal para tomar la medida al mundo. Indaga, pregunta y duda, y entre las palabras trata de buscar la más certera, para hacerse, y hacerla, responsable.
De ese muro incierto como un puzle,
yo elijo las piezas que descolocar
con ojo clínico.
Pero no es una suma de imágenes, es una declaración de vida, un manifiesto que canta lo posible, un ejercicio de sinceridad que supone un modo de purgación personal, puede que hasta necesario para construir, o reparar, un yo que habla.
Ya no quiero demorarme
en más apuestas,
ni adquirir en un saldo
la mirada o un espejo.
Tampoco se queda en constatar lo obvio y contemplar los entresijos de la realidad. Con una luz libre abre, explora y camina por senderos que desvelan la falsificación de la existencia, desenmascara las imposturas, desarticula la mirada instituida, e interviene. Interviene y se entromete. La poeta no es solo poeta comprometida, sino entrometida. No dice yo estuve, sino yo estoy, y ya que estoy, vamos allá.
¿Por qué no asumir ya el riesgo
de verlo todo en blanco y negro,
de negarse a ver
los grises?
Sensible a los estímulos del mundo, se le hace imposible retraerse al ensimismamiento y mientras el mundo se cae a pedazos,
hasta que el mundo reviente
sigue escarbando en el suelo contaminado, señalando sin miedo, valiente y honesta, y a coro ahora, (no está sola ya esa voz), dos voces desconcertadas, un nosotros que ansía crecer sin fin
no hay premura, pero
el carro que apremia,
gritan a un mundo enfermo.
Nos hicieron creer
que ya nada sería lo mismo
y no, nada es lo mismo. En este despliegue de voces, imágenes, sonidos, objetos, en el vía crucis de estos pobres diablos hay estaciones donde las noticias se vuelven repentinamente más desoladoras. Súbitos escalofríos.
La pesadilla del progreso,
el remolino del abismo,
Podrían ser poemas anecdóticos con sus historias predecibles, suaves y tiernas, pero no, cualquier cosa menos ingenuos, las conexiones son crudas,
un fonendoscopio oxidado
un espéculo sin aliento
una fregona trasparente
ajuste presupuestario
A lo largo del camino, desde aquél país infantil de
me entretengo contando las gotas que estrellan los cristales
al paisaje fracturado de mujeres desconocidas, ¡pero qué familiares!, aparecen gentes que igual no conoces, qué importa, tampoco la niña (…) sabía de Foucault, pero, ¡hostias!, a mi vecina le ocurrió algo parecido, y sigue sin haber luz en la Cañada.
Cada página es un recordatorio salvaje, (no finjas que no puedes verlo), de que el mundo sucede a ras de suelo.
En este libro
Es lo que hay:
cosas normales, cuchillos, y árboles, y cercados, y un golpe de calor, y cadáveres, y un chaleco salvavidas, y algunas hogueras, y camas de hospital, y dientes de leche, y desahuciadas, y un reino donde no hay castillos ni princesas, bueno sí, hay una que
en la mesa no encuentra más que pollo y lechuga
aunque ella por lo que
suspira (es) por un plato de rabas.
La crónica cotidiana se encuentra con la poesía para crear un mosaico de gestos que nos confronta y nos insta a mirar, a escuchar, a cuidar, a través de una voz a veces tierna y rota, a veces airada y feroz, pero siempre inquebrantable.
Debajo de todas las camas de un hospital
hay un bosque creciendo, una playa tendida, la belleza de la verdad
No, nadie cree realmente que la poesía sea indispensable para el funcionamiento del universo, pero no hay aquí poema que deje el mundo intacto, que no es poco.
Así, no es de extrañar, que allá en Moguer las Voces del Extremo decidieran vestirles con ese Antzinako bihotz (Corazón arcaico), premio que toma su nombre de un poema de Bernardo Atxaga y que cantó Mikel Laboa porque esta es
bihotz-erdiragarri poesia
poesía desgarradora
bihotza eskuan egindako
poesía hecha con el corazón en la mano
Arcaico corazón
Bernardo Atxaga
Tú, que eres como una casa hecha de arcilla:
Pequeña, frágil, de cuatro habitaciones;
Tú, que te llenas de fantasmas, y que te asustas, y que lloras, cuando llega la noche;
Tú, que en la oscuridad te haces pedazos como una hucha arrojada contra el suelo;
Tú, arcaico corazón, mira por la ventana, mira hacia ese bosque que ya reverdece.
Tú, que una vez caído gritas palabras en una lengua que yo no comprendo,
Y que dices Der Tod ist ein Meister
Und du, Zur Linken, Des menschen Sinn
Que dices Helian, Einsamen Helian,
Abends grauen flammendes;
Tú, arcaico corazón, entra en ese bosque:
surgió de la arcilla, como tú.
[La muerte es un maestro
Y tú, tan siniestro]
[Helian, solitario Helian
De noche, gris, de fuego]
Diciembre, 2024
Enrique Sadornil
Imagen: Todavía no somos piedras. Ediciones Cimarrón, 2024.
Todo estará perdido si en esta humana y universal lucha la poesía no está al frente. Abandone toda esperanza quien no lo comprenda.
ResponderEliminarSalud, Conrado!
Convento contigo, Loam, sin poesía no habrá humanidad. Salud y lucha!
Eliminar