Qué sería de los pobres
sin las hermanitas de los pobres.
Quién les consolaría,
les salvaría del suicidio,
les haría felices.
Y cuántas hermanitas:
una hermanita para cada pobre...
La hermanita estrella de los cielos,
la hermanita paloma de los parques,
las hermanitas flores de los jardines,
las hermanitas barquitas de los puertos.
Va un pobre,
contempla las barquitas,
y piensa: no soy tan pobre
si puedo contemplar las barquitas...
Las hermanitas fuertes,
la hermanita fiambrera,
las hermanitas tabernas,
¡ah, las hermanitas tabernas de los pobres!
La hermanita tristeza...
La hermanita noche:
quién acoge a los pobres
tan dulcemente como la hermanita noche.
Las hermanitas alucinaciones.
Tengo alucinaciones,
le dice un pobre a otro pobre.
Cuánta compañía hacen las alucinaciones...
La hermanita ciudad
llena de paseos y de árboles
por donde van tranquilos los pobres...
La hermanita libertad
que un día los despierta...
¡Vivan los pobres!
Jesús Lizano. El ingenioso libertario Lizanote de la
Acracia o la conquista de la inociencia. Virus editorial, 2009.
Imagen: Bruce Gilden
No hay comentarios:
Publicar un comentario