jueves, 26 de febrero de 2015

Como un pulgón



Yo no puedo tener un verso dulce

que anestesie a los niños

y mueva suavemente las hamacas como una brisa esclava.

Porque yo no he venido aquí a hacer dormir a nadie.

Además… esa tempestad ¿quién la detiene?


¡Eh, tú, varón confiado que dormitas! Levántate, recoge tus zapatos y prosigue…

Porque yo no he venido aquí a hacer dormir a nadie.


Hacia las cumbres trepan los dioses extenuados buscando un resplandor

Y aquí voy yo con ellos,

entre el sudor y el polvo de sus inmensos pies descalzos,

aquí voy yo con ellos, atropellado y sacudido, pero agarrándome a sus plantas como las pinzas de un insecto,

clavándome en su sangre

como un pulgón,

como una nigua… maldiciendo… blasfemando…


Porque yo no he venido aquí a hacer dormir a nadie:

ni a los niños

ni a los hombres

ni a los dioses.



León Felipe. Poesías completas. Visor, 2010.

Imagen: Alfred Kubin. El momento del nacimiento, 1902.

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