Tú eras inocente,
no los viste saltando
la valla en avalancha,
no viste cómo su piel
se agarraba a las concertinas,
cómo se deshilachaba en huida
hacia el espanto,
más allá de los crematorios,
lejos de los drones.
Tú eras inocente,
¿cómo podías tú saber
que era la sangre de Okili
el líquido caliente que rezumaba
tu carpeta de contactos
y anegaba tus grupos de whatsapp?
Tú eras inocente,
tú solo apretabas la tuerca
contra el tornillo y era la máquina
la que giraba y giraba,
la que accionaba el dispositivo,
la que amasaba el barro,
las cenizas, las lágrimas.
Tú, dentro de tu bañera impoluta,
¿cómo lo ibas a saber?
Amalia García Fuertes. En Voces del Extremo. Poesía & harragas.
Coord.: Ángela Orihuela. Amargord, 2019.
Imagen: Edward Hopper. Sea Watchers, 1952.
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