lunes, 27 de agosto de 2018

SPA


Tú eras inocente,

no los viste saltando

la valla en avalancha,

no viste cómo su piel 

se agarraba a las concertinas,

cómo se deshilachaba en huida

hacia el espanto, 

más allá de los crematorios, 

lejos de los drones.


Tú eras inocente, 

¿cómo podías tú saber

que era la sangre de Okili

el líquido caliente que rezumaba

tu carpeta de contactos

y anegaba tus grupos de whatsapp?


Tú eras inocente,

tú solo apretabas la tuerca

contra el tornillo y era la máquina

la que giraba y giraba,

la que accionaba el dispositivo, 

la que amasaba el barro,

las cenizas, las lágrimas.


Tú, dentro de tu bañera impoluta,

¿cómo lo ibas a saber?





Amalia García Fuertes. En Voces del Extremo. Poesía & harragas. Coord.: Ángela Orihuela. Amargord, 2019.

Imagen: Edward Hopper. Sea Watchers, 1952.

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