miércoles, 29 de agosto de 2018

TIEMPO DE ASESINOS


Cuando el controlador mete el avión en su pasillo

y cruza gentes a once mil metros,

cuando el farmacéutico calcula la dosis

y el cirujano corta por lo sano,

son escrutados por jueces y policías,

por compañías de seguros,

por el código penal y la culpa,

y conexiones neuronales escolásticas

enlazan la causa y el efecto.


Se vigila no ya el dolo

sino la mera negligencia, la impericia,

e incluso, quizás también, la mala suerte.


Sin embargo,

cuando la ministra de sanidad firma una orden

que trae muerte a los más pobres

y deja pudrir gangrena en cuerpos extranjeros,

cuando otro ministro, engolado y soberbio,

decreta desahucios y suicidios,

cuando nos meten en una guerra por decreto,

cuando recortan en la seguridad

de los tranvías y los trenes

que acaban saliéndose de madre


nada sucede, nadie vigila,

se va de vacaciones la escolástica.

Parece que los cadáveres estuvieron siempre allí,

que son muertos sin causa.






Bernardo Santos. De la estirpe burguesa. Amargord, 2018.

Imagen: Mircea Suciu. Leave all hope, 2010.

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