En los sótanos las
linotipias comenzaban a desfilar marcando el paso de la oca
el cacareo hipnótico de los
buitres vestidos de lentejuelas ensordecía la paz de la tarde
en la sección de anuncios
por palabras las mariposas agonizaban atravesadas por la uña del caimán
pero tú no supiste percibir
que los andamios eran patíbulos
no te diste cuenta de que
entre las líneas discurrían incontenibles los ríos de sangre de las estrellas
tu reflejo deshilachado se
perdió entre las lunas menguantes de la avenida
envenenado por la tinta del
cucurucho que envolvía los 10 céntimos de churros que habían constituido tu
alimento.
Sacha Viveros. La semilla que incendió el invernadero.
Cinabrio, 2020.
Imagen: Campaña electoral,
Londres, 1931.
No hay comentarios:
Publicar un comentario