lunes, 3 de agosto de 2020

Mi ración de alegría


Defiendo la alegría,

la precaria, amenazada,

difícil alegría,

al raso, limpia, en cueros,

mi ración de alegría.


No me arrastréis al pozo

de las verdes culebras.


No os arrojo a la cara mi alegría,

os la tiendo tan sólo

como una débil luz, como una mano.


No es ningún baluarte

ni ningún ofensivo privilegio,

es mi único utensilio cotidiano,

mi tela de labor.


No tengo otra bandera

y ostenta unos colores ya un poco desteñidos;

mirad que la levanto a duras penas,

contra viento y marea,

sin sombra alguna de provocación.


Es parcela pequeña, minifundio,

terreno sin cercados ni aparceros

que aro, riego y abono por mí misma,

con fe, de sol a sol.


Tomad el pobre o rico,

el cuestionable fruto

que desde ella os ofrezco,

pues sólo desde aquí

os consigo mirar, ayudar,

entender,

poner tal vez en claro alguna cosa.


No me reprochéis ni adobéis de negrura

como un reducto inmundo, segregado;

ved que no la defienden

ni pinchos ni alambradas

y que podéis pasar aquí conmigo

al sol.


No me arrastréis al pozo

de las verdes culebras.





Carmen Martín Gaite. En Poemas. Plaza & Janés, 2001.

Imagen: Eslovaquia, 1966.

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