Averroes fue desterrado
y quemaron sus libros.
Entre las paredes blancas de Córdoba
serpenteaba lentamente el humo.
Por encima flotaban escamas de ceniza
como si todavía pensaran.
Las respuestas se consumieron igual que siempre,
no las preguntas.
Lasse Söderberg. Las piedras de Jerusalén. Linteo, 2014. Traducción: Lasse Söderberg y Ángela García.
Imagen: Kikuji Kawada
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