A la casa del poeta
llega la muerte borracha
ábreme viejo que ando
buscando una oveja guacha
Estoy enfermo – después
perdóname vieja lacha
Ábreme viejo cabrón
¿o vai a mohtrar l´hilacha?
por muy enfermo quehtí
teníh quiafilame l´hacha
Déjame morir tranquilo
te digo vieja vizcacha
Mira viejo dehgraciao
bigoteh e cucaracha
anteh de morir teníh
quecharme tu güena cacha
La puerta se abrió de golpe:
Ya – pasa vieja cufufa
ella que se le empelota
y el viejo que se lo enchufa
Nicanor Parra. Hojas de parra, 1985. En Parranda larga. Alfaguara, 2010.
Imagen: Lutz Friedel. Der Tod und die pinkelnde Frau, 2010.
Y ahí comenzó un idilio -este sí- eterno.
ResponderEliminarSalud... y larga vida!
El humor también como desnaturalización de lo real. Salud y antipoesía!
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