el sindicato de trabajadores del metro de Moscú
construye un túnel hacia la salud en las playas de Crimea
rondan los `60 sin otra ociosidad que no llegar aquí
alguien canta en las escaleras
y las leyes no tienen más autoridad que una hipótesis
los caballos como grúas de mar horadan la escalinata del hospital
no es de esperar que los centauros se afilien a la vieja épica
a las antiguas consignas engalanadas de aureolas románticas
un estilo rabiosamente actual con sus notas de tuberculosis y difteria
ese acento de limosna histórica
ese estilo inconfundible de las batas de hospital
ese corte minimalista y sobrio de óbolo entregado a las puertas de la ley
donde llegan las ambulancias cargadas con los suspiros de los siglos futuros
tutús de bailarinas correligionarias sombreritos de las viejas institutrices sufragistas
crédulos pacientes terminales observan el baile junto a los restos del muro
con ese aire inequívoco de lo unívoco hasta aquí
llamémoslo lágrimas de cocodrilo en la impostura
llamémoslo cuatro nudos en el pañuelos del que no sabía firmar
desgajados ya sin pena ni gloria de una historia tan posible como olvidada
la especie de los gatos de tejado contempla a través de las ventanas del hospital
un deambular frenético
un desfile de oropeles de purpurina
y girasoles de plástico aquejados de bipolaridad semántica
nada añaden a los archivos de la lucha de clases
ni a la nómina pertinaz que tensa ira y justicia
esta cuadriga a desfile tendido por los pasillos de davos
estas antiguas glorias jugándose al bingo las hipótesis de la ley
este castor vestido de almirante aquejado de abstinencia de proteína ideológica en la enfermería
tampoco nosotros gatos pardos en las afueras de la fiesta hospitalaria
mirando con recelo y tal vez sorna dudosa la eficacia homeopática de la buena intención
alguien tan joven como el tiempo antes del tiempo
canta la limosna de la historia entre las cuerdas del ring de la sala de espera
alguien topo en la historia de la historia canta mientras el hospital sigue
girando desfilando bailando
con el fantasma que se marcha
por las escaleras
del sindicato oficial de las artes póstumas
Guadalupe Grande. En Irreconciliables 2015. Ayuntamiento de Málaga, 2015.
Imagen: Semión Agroskin
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