La luna y las hormigas:
todo
podía verse
en la pantalla
de la noche.
El ansia de canibalismo
entre palmeras y horcas.
La calle y los silencios.
Ese era
el rostro verdadero
de
la humanidad.
Yo
te nombraba en vano-
encadenado y solo-
tendido
en el centro
de
mi jardín de sangre.
Carlos Cuccaro. Los árboles del abismo. La Luna Que, 2015.
Imagen: Antoine d’Agata
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