Veo, veo. Y tú ¿qué ves? No veo. ¿De qué color? No veo. El problema no es lo que se ve, sino el ver mismo. La mirada, no el ojo. Antepupila. El no color, no el color. No ver. La transparencia.
José Ángel Valente. No amanece el cantor, 1990-1992. En El fulgor. Antología poética (1953-2000). Selección y prólogo: Andrés Sánchez Robayna. Galaxia Gutenberg, 2001.
Imagen: Bo Bartlett. Betsy May 28th 2009, 2009.
La transparencia es extraña: tiene muchas maneras de aparecer, al mismo tiempo y en el mismo instante, de desaparecer.
ResponderEliminarZambrano, en su exilio en Cuba, trabó fecunda amistad con Lezama Lima. Éste le dedicó en 1975, antes de fallecer, un hermoso poema. Empieza así:
"María se nos ha vuelto tan transparente
Que la vemos al tiempo
En Suiza, en Roma o en La Habana.
Acompañada de Araceli
No le teme al fuego ni al hielo
..."
Y acaba con este verso:
"Pero siempre retorna como una luz temblorosa".
Salud y feliz domingo !!!
"..., como meditan los visionarios, fuera de lo real que se ve, en busca de lo real que se esconde."
EliminarEmilia Pardo Bazán. "La gota de sangre", 1911.
Salud e igualmente, Joan!