Los ojos perdidos en un trozo de pared, busca
otro punto en que fijarlos: y los vuelve
hacia dentro de sí, donde otras paredes arruinadas
le impiden ver lo que hay al otro lado, más
allá del campo y del cielo. Pero si levantase los ojos
hacia el techo, estuco abierto hacia las tejas, hilos
de luz le darían un atisbo del mundo al que
no puede acceder, y le bastaría un poco de
sueño para encontrar ese vacío al que aspira,
o apenas el último ángulo entre el infinito y
la eternidad. Sin embargo, el rostro no se desvía, y
las manos posadas en la chaqueta agujereada por la
polilla tiemblan como si buscase moldear un
cuerpo antiguo con el barro seco de la ausencia.
FOTOGRAFIA DE CAMILLE CLAUDEL NO HOSPÍCIO
Os olhos perdidos num pedaço de parede, procura
um outro ponto em que os fixar: e volta-os
para dentro de si, onde outras paredes arruinadas
a impidem de ver o que está do outro lado, para
além do campo e do céu. Mas se erguesse os olhos
para o tecto, de estuque aberto para as telhas, fios
de luz dar-lhe-iam um vislumbre do mundo a que
nâo pode aceder, e bastar-lhe-ia um pouco de
sonho para encontrar esse vazio a que aspira,
ou apenas o último ângulo entre o infinito e
a eternidade. Porém, o rosto nâo se desvia, e
as mâos pousadas no casaco esburacado pela
traça tremem, como se procurasse moldar um
corpo antigo com o barro seco da ausência.
Nuno Júdice. Fórmulas de uma luz inexplicável, 2012. En Aquí, en esta Babilonia / Cá, nesta Babilónia. Poesía portuguesa contemporánea. Joâo Rasteiro (Coord.). Traducción (ligeramente mejorada): Xavier Frías Conde. Amargord, 2020.
Imagen: Rodin. La pensée, 1901. (Modelo: Camille Claudel)
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