También hay oligarcas pequeñitos,
niños supermimados
que usan ropa de marca desde que los destetan
o los desbiberonan,
son ungidos con bálsamos y leches corporales
de altísima cosmética,
asperjados con agua de colonia de la propia Colonia,
manicurados y pedicurados,
arropados por ayas y mucamas,
servidos por valets y mayordomos,
transportados por chóferes.
Al cuidado de caros pedagogos,
estos oligarquines
asimilan la conciencia de clase
y la incorporan a su idiosincrasia.
Luego, pasado el tiempo,
cuando crecen,
unos consiguen mantenerse siempre
en lo alto del Ibex-35
y otros se quedan sin sus privilegios,
pero todos, los unos y los otros,
conservan siempre sus características:
la piel damasquinada, el cabello sedoso,
modales educados levemente agresivos
y una fina tortícolis
de mirar siempre al mundo por encima del hombro.
Y nunca se desprenden de su infancia dorada.
Jesús Munárriz. Nos han robado un ángel, 2013. En Materia del asombro. Antología, 1970-2015. Selección de Francisco Javier Irazoki. Hiperión, 2015.
Imagen: Europa Press. Luis Medina
Ni de la dorada, ni de la Horada.
ResponderEliminarJoan
ResponderEliminarEl espíritu de clase, Joan. ¿La Horada? Salud!
EliminarPerdona, Conrado ... todavía no había abierto la persiana ... Jajaja!!!
ResponderEliminar"Y nunca se desprenden de su infancia dorada" ... ni de la horadada (quise escribir).
Claro que sí, "espíritu de clase", siempre dorado, siempre horadado. Salud !!!
ResponderEliminarY lo que es peor: heredan y perpetúan los múltiples y lucrativos reinos de la explotación.
ResponderEliminarSalud!
Lucrativos, criminales y suicidas. Salud!
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ResponderEliminar«Up The Diagonal
- Santa madre mía de las estrecheces, llena de rabia los higadillos, por ti caminé en tres amoríos las opulencias del vecino que me sedujo de niño.
(No hay foto del triplete fallido).»
LaNanaFea
Y deseché luego toda oración y toda defixión. Salud, LaNanaFea!
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