Te empujaría lejos, hacia un paisaje limpio,
hasta el recuerdo del gusano que mi abuela
partió en dos con una pala
y las mitades siguieron vivas,
hacia el lugar secreto donde unas hormigas
escondían sus huevos y otras se los comían,
o al establo de las gallinas y de los cerdos,
cuando quise alimentar a uno,
intentó arrancarme la mano.
O mejor al bosque, donde hay flores, hongos,
radiación y casi no hay recuerdos.
Natalia Litvinova. Siguiente vitalidad. Libros Tadeys, 2015.
Imagen: Hélène
Veilleux. Chernobyl, 2013.
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