“Todos
los aguijones dulces que salen de las manos,
todo
ese afán de cerrar párpados, de echar obscuridad o sueño,”
VICENTE
ALEIXANDRE
De niño quería ser soldado,
como otros hombres de la familia,
– que disparaban los domingos a las palomas –
Capitán Trueno, El Jabato,
hasta que en una librería encontré
Espadas
como Labios.
Le dije a mi padre que quería ser poeta
y me dio una paliza,
– un golpe en el labio, un golpe en la mejilla, un golpe
en la nariz y sangre, y otra vez en el labio,
– al ritmo de quien golpea pelota con pala en el frontón,
– un golpe, labio, un golpe, mejilla, un golpe, nariz
y miedo.
Mi madre me llevó al baño y la sangre en la loza
escribió los versos, – recuerdo el ritmo de los golpes,
con el sonido alivio del agua corriendo,
con el sabor a sal de lágrima y sangre,
como un mar.
Pablo Müller. Contra
el miedo. Amargord, 2015.
Imagen: Lewis W.
Hine. Belgrado, 1918.
No hay comentarios:
Publicar un comentario