Rabiosos que germinen,
que florezcan
en lumbre,
al aire de los vivos,
los plomos que ahora siembro
con mis uñas tan roncas
en esta tierra negra,
por que todo se cumpla.
Lo
que una vez fue carne,
sangre y hambre y anhelo,
si pudiera, señora,
como puede sin duda
bajo este chopo que cercena el mundo,
cruzar de vuelta el río
y alzarse,
como nadie,
ante el portón crecido del rango y de la herida,
que cruce y que se alce,
por que todo se cumpla.
Que
se alce, señora,
pujante de raíces,
como nadie,
con su fe en esta vida,
con su savia inviolada y sus flores
en furia.
Que
se alce e incendie,
como aliento de antorcha,
el umbral del exceso, los salones
del nombre, los sitiales
podridos
de tanta reverencia: los santuarios
que en sombra
sofocaron en vano
este espectro de luz en que ahora vuelves,
por que todo se cumpla.
Por que todo se cumpla,
por que todo se cumpla.
Conrado Santamaría. La noche ardida. Ruleta Rusa
Ediciones, 2017
Imagen: Tabella defixionis.
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