sábado, 28 de septiembre de 2019

¡POESÍA DE DIOS!


-Ven acá, galán, que te tiente; que, por unos papelorios que te dejaste aquí, me da que quieres también lanzarte a eso de la poesía.

-Ah. ¿Sí? Y ¿qué?

-Tú ¿sabes que eso de POESÍA quería decir HACER?, o sea hacer que sea lo que no era.

-Ya: lo de la creación.

-¡Puñetas con la creación! Así se equivoca la cosa: llamarla con nombre culto y que ya no le haga daño a nadie.

-Bueno, viejo, pues HACER. Y ¿luego?

-Echa una mirada por los ámbitos donde se publica y vende y premia eso: nunca tan gloriosa la poesía como en estos tiempos: ¡flor y sublimidad de la Literatura!, ¡lo más puro para las almas más sensibles!, que por fortuna para el mercado son bastante muchas, ¡congresos de Poesía y su interpretación plurilingüe por castillos de Europa y playas del mundo! Si fueras tan viejo como yo y recordaras que hace 50 años el poeta era todavía el maldito, el marginado, chalaíllo y tonto del pueblo, el malpagado y harapiento, el que la madre de Baudelaire se maldecía por haber parido…

-Eh, viejo, pára el carro. Ya sé que los tiempos van deprisa.

-Pero ¿te das cuenta de cómo ha cambiado el Dinero?: ¿lo pobre que era aún el Capital hace 50 años, comparando con su poder hoy día?

-Sí, abuelo: que el Capital se ha vuelto sublime, omnipotente.

-Casi.

-Bueno, y ¿qué?

-Que, al cambiar tanto el Capital y su comportamiento con la poesía, la poesía tendrá que haber venido a ser otra cosa.

-Ya; que ya no hace; vamos, que no le hace daño a nadie, y menos al Capital.

-No; la fina, la de los libros y los premios, no hace: dice que hace (porque se acuerda de lo que hacía), pero no.

-Ya sé: que consiste en lo que dice, no en cómo lo hace.

-Eso: mensaje, atrevimientos verbales o de imágenes, filosofemas más o menos tristes; y se creen que, con distribuírlo en líneas largas o cortas, ya han cumplido con el cómo: ya es poesía y se distingue de la otra Literatura: lo de cómo hiera el aire y los corazones, se lo dejan a cantantes que fabrican sus letras o autores de revistas musicales, que, por la fuerza del público y el tiempo, han de atender a eso, y allá ellos cómo les salga.

-No me des más tabarra, abuelo, que eso más o menos ya me lo sé, y lo que quería era hacer otra cosa.

-Ya. Pues, por las pocas muestras, te falta todavía mucho desengaño. Rezaré a las musas que te ayuden.

-¿Qué es ahora eso de las musas?

-Son algo que rebulle por debajo del Dinero.

-Ya: lengua común, pueblo-que-no-existe.

-Algo de lo que no se sabe. Que, si se hacen amigas del Dinero…

-¿Qué?

-Que las musas, pobres, están muertas.

-No será pa tanto.

-No: nunca es pa tanto: ahí a tí te siguen rebullendo.






¿Agustín García Calvo? De verde a viejo. De viejo a verde. Lucina, 2007.

Imagen: Henry Ossawa Tanner. The Banjo Lesson.

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