-Ven acá, galán, que te
tiente; que, por unos papelorios que te dejaste aquí, me da que quieres también
lanzarte a eso de la poesía.
-Ah. ¿Sí? Y ¿qué?
-Tú ¿sabes que eso de POESÍA
quería decir HACER?, o sea hacer que sea lo que no era.
-Ya: lo de la creación.
-¡Puñetas con la creación!
Así se equivoca la cosa: llamarla con nombre culto y que ya no le haga daño a
nadie.
-Bueno, viejo, pues HACER. Y
¿luego?
-Echa una mirada por los
ámbitos donde se publica y vende y premia eso: nunca tan gloriosa la poesía
como en estos tiempos: ¡flor y sublimidad de la Literatura!, ¡lo más puro para
las almas más sensibles!, que por fortuna para el mercado son bastante muchas,
¡congresos de Poesía y su interpretación plurilingüe por castillos de Europa y
playas del mundo! Si fueras tan viejo como yo y recordaras que hace 50 años el
poeta era todavía el maldito, el marginado, chalaíllo y tonto del pueblo, el
malpagado y harapiento, el que la madre de Baudelaire se maldecía por haber
parido…
-Eh, viejo, pára el carro. Ya
sé que los tiempos van deprisa.
-Pero ¿te das cuenta de cómo
ha cambiado el Dinero?: ¿lo pobre que era aún el Capital hace 50 años,
comparando con su poder hoy día?
-Sí, abuelo: que el Capital
se ha vuelto sublime, omnipotente.
-Casi.
-Bueno, y ¿qué?
-Que, al cambiar tanto el
Capital y su comportamiento con la poesía, la poesía tendrá que haber venido a
ser otra cosa.
-Ya; que ya no hace; vamos,
que no le hace daño a nadie, y menos al Capital.
-No; la fina, la de los
libros y los premios, no hace: dice que hace (porque se acuerda de lo que
hacía), pero no.
-Ya sé: que consiste en lo
que dice, no en cómo lo hace.
-Eso: mensaje, atrevimientos
verbales o de imágenes, filosofemas más o menos tristes; y se creen que, con
distribuírlo en líneas largas o cortas, ya han cumplido con el cómo: ya es
poesía y se distingue de la otra Literatura: lo de cómo hiera el aire y los
corazones, se lo dejan a cantantes que fabrican sus letras o autores de
revistas musicales, que, por la fuerza del público y el tiempo, han de atender
a eso, y allá ellos cómo les salga.
-No me des más tabarra,
abuelo, que eso más o menos ya me lo sé, y lo que quería era hacer otra cosa.
-Ya. Pues, por las pocas
muestras, te falta todavía mucho desengaño. Rezaré a las musas que te ayuden.
-¿Qué es ahora eso de las
musas?
-Son algo que rebulle por
debajo del Dinero.
-Ya: lengua común,
pueblo-que-no-existe.
-Algo de lo que no se sabe. Que,
si se hacen amigas del Dinero…
-¿Qué?
-Que las musas, pobres,
están muertas.
-No será pa tanto.
-No: nunca es pa tanto: ahí
a tí te siguen rebullendo.
¿Agustín García Calvo? De verde a viejo. De viejo a verde.
Lucina, 2007.
Imagen: Henry Ossawa Tanner. The Banjo Lesson.
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