Gritaban en los basureros,
en las cloacas de las
ciudades,
en los vertederos de
nosotros mismos.
Allí estaban los números
del ser que se consume,
que se consuma y se conresta
en la consumación de su
vertido.
¡Ah si ser fuera sólo ver la
rosa,
su giro silencioso en el
espacio!
Pero ser es también comerse
el tiempo,
su boca que nos come y nos
consuma.
Números de la consumación
allá en lo alto
de la abisal sentina de lo
pútrido nuestro.
Estómagos y vientres
digiriendo
nuestro ser y la rosa
consumada.
Y
pasaba el camión de la basura
llevándose
lejano en sus rodadas
soledades
de auroras nunca amanecidas.
José Florencio Martínez. En Poetas. Primera antología de poesía con
matemáticas. Selección y prólogo de Jesús Malia. Amargord,
2011.
Imagen: Bay Ismoyo. Vertedero
de Bantar Gebang, en Bekasi, Bakarta, 2015.
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