Y las
cumbres atravesaban el mar
y eran como los mandamientos
esas aletas de tiburones cruzando
Y así bajamos al precipicio del mar y las cumbres de
los Andes parecían aletas de tiburones precediendo la
torturada marcha
Y los llorosos y los muertos se hacían
añicos mirando a las cordilleras cruzar las partidas
aguas
No matarás
pero los que mataste espesaron el mar
No humillarás pero los que humillaste subieron
el nivel de las aguas
No traicionarás ni te venderás y los
traidores y los
vendidos atascaron los cauces y los ríos se
pararon
Cuando las culpas erizaron los bordes de las cordilleras
y
el horizonte se encrespó sobre el tajo del mar Y nos
doblábamos mirando la marcha de las cumbres en el mar
Y los desmembrados Andes gritaban
culpándonos
Y el grito seguía gritando en las dobladas
costas.
Y los mandamientos ensordecían atravesando
las
cortadas olas
Y entonces
caídos como las playas como los
roqueríos
como el lomo estrangulado de nuestras culpas vimos el
maderamen de Chile derrumbarse entre los paredones del
mar como una
reventada ola condenándonos a morir y
a morir infinitamente hasta el último viaje de estos
sueños
Raúl Zurita. Zurita.
Editorial Delirio, 2012.
Imagen: REUTERS. Chile, 2019.
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