domingo, 29 de diciembre de 2019

EL MUNDO DEL FUTURO


No saldrán de casa. Conectarán la cafetera

y el ordenador al mismo tiempo

y seguirán en la pantalla,

a cada instante,

la cotización de sus acciones

en la Bolsa de Nueva York y de Tokio

mientras el robot doméstico

limpia barre friega

asea el dormitorio.

Luego el desayuno, un poco de gimnasia

en  la bici estática

con sonido estereofónico incorporado.

Después, sentados ante el ordenador,

recogerán el trabajo de la oficina,

los asuntos pendientes,

los proyectos por fax.

Dictarán algunas órdenes por micrófono

y al mediodía el microondas les preparará una comida

sin colesterol ni hidratos de carbono.

Dormirán la siesta en un sofá masajeador

y cuando despierten, tendrán su sesión de relax

con películas porno y excursiones eróticas

en internet.

Se acostarán solos, a las doce, pero oirán la voz del ordenador

que les dirá:

Hasta mañana.





Cristina Peri Rossi. Inmovilidad de los barcos, 1997. En La barca del tiempo. Antología poética. Visor, 2016.

Imagen: Henri Prestes

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