Bienaventurados los mansos
televidentes,
los desdentados sentados a
la mesa de la precariedad,
los que con la papeleta en
la mano nunca dudan
y votan a quien el televisor
les ha dicho que hay que votar.
Bienaventurados los que
callan en la calle,
los que no hacen preguntas,
los que viven en un anuncio
de publicidad.
Bienaventurados los que
distinguen un terrorista de un economista,
los que nunca vieron una
pelota de goma,
los que con los guantes
puestos hablan de paz.
Bienaventurados los que
conducen a doscientos,
los que arrasan la Tierra y
previenen el cambio climático
construyendo campos de golf,
para que esté todo más verde,
que la muerte nos coja en
bañador.
Bienaventurados los reyes,
los comisionistas,
políticos y banqueros
terroristas,
los que miran en su asiento
desde un piso 33,
los sedientos de tu bolsa y
su 4%,
los que viven en el IBEX sin
dolor y a todo tren.
Bienaventurados los bien
cebados con chalets regalados,
los alcaldes engordados por
mi amigo constructor,
los políticos adosados al
mito de que ahora
al patrono explotador se le
llama emprendedor.
Bienaventurados los que ríen
en las revistas a color,
los que no tienen corazón,
los todólogos tertulianos,
mercenarios y sicarios al
servicio del mercado,
te convierten en tarado y te
dicen, de rodillas,
yo cocino tu tortilla, te
has quedado sin alternativas,
pues ya sabemos que con la
izquierda todo nos irá peor.
Bienaventurados los presos
de la fábrica de montaje,
la cadena perpetua, el
salario fordista revisable,
los amordazados sin ley
mordaza,
los demócratas, los
patriotas, los tristes pelotas del santo capital.
Bienaventurado mi Iphon que
me protegerá
de las grasas saturadas, de
las patas de gallo,
de Kropotkin, de
Kierkegaard, de Juvenal,
qué digo, de la próxima
reforma laboral.
Bienaventurada la prima de
riesgo, las centrales nucleares,
los episodios de fuga
silenciados a raudales,
el rocío, las faldas de
lunares,
el polvo, el camino
peregrino
por la raya de farlopa, viva
Europa,
que a Sevilla la corrupción
la galopa
del político al rociero
pasando por el pelota.
Bienaventuradas las
mordidas, las corbatas bendecidas,
las mulatas, las chaquetas,
los equipos, sus camisetas,
con letreros vanguardistas
promocionados por Estados
terroristas,
porque aquí lo que sobra son
pacifistas extremistas,
leyes y agujeros para que se
den los baños
los ríos de los dineros
y en paraíso fiscal tome el
sol el futbolero
y al trullo, por capullo, el
titiritero.
Bienaventurada la mujer en
la orgía capitalista,
las violaciones masivas, por
activa y por pasiva,
la guerra que no entienden
los que viven pensando en
diciembre,
pero participan
por la paga y por el humo,
yo de aquí ahora me esfumo,
saturado, empalagado,
el consumo nos consume, nos
encoje, nos destruye,
nos embarca en una sucia
vida suicida,
triste, opaca, yo te digo,
ven, escapa, huye.
Alegraos, regocijaos, saltad
de gozo, están con vosotros
el Imperio del mercado y el
fascismo de baja intensidad,
y de este modo os seguiremos
adormeciendo, susurrando,
hasta el día del juicio
final.
Antonio Orihuela. Pelar cebolla. Este. Amargord. 2017