miércoles, 23 de marzo de 2022

Señora Haidar las fotos no son para usted [Sobre nuestra frágil memoria]


 

Señora Haidar recuerda usted al hombre del pantalón negro

Y de las bolsas blancas… (fue allá en la lejana Katai: cerca de Tiananmen

la puerta del cielo…)

 

Se mantuvo firme contra los gigantes blindados de hierro…

De pie (frágil e imponente: a un tiempo…) Los desafió en eterno instante

De minutos eternos

 

                   (fue emocionante: dijeron todos…)

 

Quién se acuerda ya de él: me dirá usted… (y con toda la razón: pues son tantos los desarrapados

                   del mundo que llevan bolsas blancas...)

 

La moneda del pueblo manda (pero no los pueblos: me dirá usted

                   con toda razón una vez más…) Y los gigantes blindados de hierro

Finalmente pasaron (esos siete emocionantes minutos eternos

                   también pasaron…)

 

No lo recordará tampoco quizás: pero decenas de artistas

Clamaron

Y lastimosearon cansinamente a la audiencia y a los gobiernos…

 

Si aquel hombre –frágil e imponente– era vencido

La esperanza acabaría con él… (eso dijeron: mientras se hacían fotografías

a su costa

                   y añadían todas esas memeces

                   que los artistas –y los premios Nobel– añaden

                   cuando quieren hacerse una foto…)

 

Señora Haidar su pueblo y usted ya han sido vencidos

Hace tiempo… (los artistas y los premios Nobel ya se hicieron fotos

entonces: como ahora

y lastimosamente: como ahora también…) Usted volverá o morirá

No importa…

 

Tal vez haya vuelto ya…

 

Y los artistas –y los premios Nobel– se harán aún algunas fotos más…

 

Hasta el siguiente hombre con bolsas blancas

O la siguiente mujer con velo

Y continuarán pordioseando esperanza (o salarios dignos: les da igual…)

 

A usted le espera el olvido: lo sabe (como al hombre de las bolsas blancas

                        de la lejana Katai

                        allí plantado

                        frente a los gigantes blindados de hierro: quién lo recuerda ya…)

 

Los artistas –y los premios Nobel– seguirán haciéndose fotos

Y pordioseando esperanza (y salarios dignos) O escribiendo poemas

Y canciones…

 

Mientras su pueblo y usted han sido ya vencidos (como los trabajadores

                        que se han olvidado de que no hay salario digno

                        que pague sus vidas

                        y las vidas de los que les precedieron a la rueda del molino

                        que la tritura a usted

                        por cierto

                        señora Haidar

                        y a su pueblo

                        y que fabrica todos los gigantes blindados de hierro…)

 

No se haga ilusiones las fotos no son para usted…

 

La habremos olvidado pronto: como al hombre de las bolsas blancas

Usted y su pueblo sólo son nuestro próximo olvido…

 

Como Tinduf (o como los niños mascota de los veranos

                        en nuestras piscinas…)

 

 

* Este poema fue publicado en la web «Manual de Lecturas Rápidas para la Supervivencia», MLRS, el 18 de diciembre de 2009. Y también en los blogs personales de David González y Antonio Martínez i Ferrer.

 

Matías Escalera Cordero. Recortes de un corazón herido por la esperanza. Huerga & Fierro, 2019.

Imagen: Moulud Yeslem. Las huellas.

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