Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.
Si amanece la arrogancia
de la fuerza y el valor,
niño débil y cobarde,
niño noche y deserción.
Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.
Si relumbran los fusiles
de la blanca afirmación,
niño oscuro, niño inerme,
niño niebla y evasión.
Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.
Si los médicos prescriben
la alegría y la salud,
niño triste, niño enfermo,
sin niñez ni juventud.
Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.
Si en el quicio de la carne
la palabra se escindió,
niño niño, niño niña,
niño luna, niño sol.
Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.
Si a la luz de la justicia
toda culpa se aclaró,
niño bueno, niño malo,
sembrador de confusión.
Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.
Si la lógica decide
de la verdad y el error,
niño cierto, niño falso,
blanco de contradicción.
Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.
Si entre la carne y el verbo
imposible fue el amor,
niño nadie, niño nunca,
niño nada, niño no.
Rafael Sánchez Ferlosio. Vendrán más años malos y nos harán más
ciegos. Destino, 1993.
Imagen: Cuadrado negro, Kazimir Malévich
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