sábado, 18 de febrero de 2023

Lo Que Aún Quedaba por Cantar


 

Escuchad:

 

La primera generación luchó contra animales, abrió caminos en el Paso, comerció con pieles y cuchillos

 

La segunda generación cantó a los primeros ancestros del alba, inventó para ellos nuevas cadencias, susurró amenazas terribles en los oídos de nuestros sacerdotes

 

La tercera generación instauró la guerra aún más cierta de Los Límites, perfiló las ciudades con sus cuestas doradas, azotó con fuerza los mendigos

 

La cuarta generación desarrolló la matemática, ofreció nuestro poder a la Contabilidad y, tras culminar todos los relatos que legaron los Nombres Conocidos, aprendió a derribar drones

 

La quinta generación acudió tarde a sus amantes y les regaló hilos y catástrofes, procuró agua en casi todos los campos, amplió la circunnavegación y los ferrocarriles

 

La sexta generación mendigó el pan ácimo de los menesterosos, elevó rascacielos iridiscentes y creyó después no encontrarse sola

 

La séptima generación reprimió a los obreros, encendió las hogueras de las luchas negras, destiló perfumes falsos

 

Y así cantábamos: escondidos como niños en el zaguán del miedo.

Con palabras cuarteadas.

Contra la ira del padre.

Nos narrábamos historias truculentas

apenas perceptibles bajo el ruido de lluvia

y al amanecer, toda vez que apuntalada nuestra propia oración,

salíamos a bloquear las rutas de los carros blindados:

es cierto que niños tan solo esparciendo falsas señales

explosiones pequeñas

con que confundir a los drones de la madrugada,

cortes de cable sugeridos

por las canciones que habíamos cuarteado la noche anterior.

 

Junto a la escombrera de la historia (la carcasa del mundo)

las Hermanas Mayores nos decían:

«Cantad negras canciones, niños,

vuestras canciones negras, listas para el sabotaje».

 

Y nosotros cantábamos cada noche

cantábamos

como pájaros escondidos en el zaguán de miedos.

Contra la ira del padre.

 

Y contra los carros blindados.

 

 

Enrique Falcón. Sílithus. La Oveja Roja, 2020.

Imagen: Fermín Alegre. La joven de la peca, 2020.

4 comentarios:

  1. No voy a decir que me parece un poema precioso, porque lo que se despliega aquí es de otra índole. Sin embargo, en las últimas estrofas hay un punto muy bello. Y para mí, ese es el que deviene poesía.

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    1. Poesía cuarteada como la piel de unas manos cumplidas de prodigar. Salud, Chiloé!

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  2. TUVE QUE PINTAR LA JOVEN DE LA PECA CUANDO LEÍ SÍLITHUS ME VOLÓ LA CABEZA.

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    1. Pues en el cuadro está captada, encarnada la esencia del poema. Salud!

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