A telón corrido: El jefe de personal en traje de etiqueta.
(Cantando):
Por desgracia habéis oído con frecuencia
que el mundo no es como lo desean los justos,
que los ricos son ricos y los pobres, pobres.
¡Que Dios se apiade cuanto antes
de nuestra poca sensibilidad!
Pero dejad a un lado la idiotez romántica.
¡Sed fuertes!
y escuchad, pagando una entrada cara,
–medio bufonada, medio tragedia–
la ópera de una banca privada.
Personajes: toda una banda,
desde el botones hasta el apoderado.
Y también el director y su mujer.
Ved cómo sufren en este espectáculo,
ellos y sus clientes, que, a pesar de todo,
quedan al margen.
En una palabra:
ante vosotros funcionará una banca;
calentaos a los rayos de su gloria y
participad de su caída.
¿Qué nos mueve a presentaros una banca?
Si se os presentaran mendigos,
os pondríais a llorar y berrear;
sólo objetivos ante vuestros iguales sois.
La compasión y las lágrimas os desfiguran,
la pobreza os confunde.
Solamente a partir de un millón
se puede hablar de arte clásico.
¡Escucha, oh Cristiandad!
Cómo asesinamos y tendemos trampas
No sólo los reyes,
los ministros y los generales
se han bañado en sangre y hundido en el escándalo.
Soy jefe de personal y es lógico que lo sepa,
y aunque se haya perdido la antigua magnificencia
de los versos yámbicos,
cantaremos y viviremos momentos solemnes.
También nosotros somos poetas.
Escuchad y sabed lo que esperamos,
agotados y arruinados
en los negocios. Ved cómo amamos
y descubríos al vernos caer:
¡Honor y gloria para nosotros!
Lo que ahora no es más que vergonzoso,
se volverá insoportable
a causa de aquellos que han de sustituirnos
en el lecho del burdel del tiempo;
salvajes y bien cebados,
con nosotros se esfuma el mundo
de la estafa y de la usura.
Precipitados hacia un fin inevitable,,
somos los últimos rufianes
que tenéis al alcance de vuestra vista.
Después de nosotros vendrá el desierto,
la molesta integridad.
Por ello
–¡oh público!–,
alégrate de que todavía existamos en la Tierra.
Ten el valor de reconocerte en las acciones
que nosotros, condes, reyes,
emperadores y papas de las finanzas
efectuaremos ante ti;
estrategas de la bolsa,
convertidos en la peor de las chusmas
en boca de cualquier desgraciado
o pillo con ideas sociales.
Inquebrantables, aunque hechos trizas,
reliquias, como tú, de un mundo mejor y más bello.
Nos presentamos ante ti,
terribles,
verdugos ciertamente, pero casi como dioses;
no menos grandes ni sanguinarios
que los héroes de Shakespeare.
Friedrich Dürrenmatt. Frank V. Comedia de una banca privada. Traducción: Feliu Formosa. Prólogo y notas: Julio Diamante. AYMÁ, 1965.
Imagen: Ros Ribas. Frank V. Teatre Lliure
No hay comentarios:
Publicar un comentario