El sol entra ya por la línea de combate,
las armas se mantienen en silencio.
A lo lejos,
una alondra silba su canto matinal.
Luego el ave vuela
al encuentro con pájaros
de un kibutz cercano.
Más abajo, un solitario caballo
salta las vallas de la frontera
(los vigilantes están resacosos
y duermen en la arena descuidados).
Y mientras tanto, este hijo tuyo, maldito,
entre los cielos y los ojos
solo ve negros muros,
humo agrio y sin luz.
A oscuras la miseria de su pueblo galopando.
Miguel Giner. En Voces del Extremo: Poesía & harragas. Coord. Ángela Orihuela. Amargord, 2019.
Imagen: AFP. Gaza.
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