jueves, 12 de octubre de 2023

Totalitarismo diacrónico


 

… Es curioso observar cómo incluso quienes condenan el totalitarismo como forma de Estado, incriminándolo de estar dispuesto a sacrificar al individuo en beneficio de la totalidad, no sientan el mismo escándalo ni adviertan lo oportuno de análoga incriminación cuando no es en la sincronía de un régimen político estatuido, sino en la diacronía de un proceso histórico de formación de una entidad política, imperial o no, donde sin el menor reparo se llevan al matadero de la historia todos los individuos que requiera la construcción de la totalidad, en una especie de auténtico y más feroz totalitarismo histórico diacrónico.*

No hace falta ser demasiado malicioso para sospechar que el criterio, inconfesadamente estético, de la grandeza, como categoría dominante en la valoración de los hechos de la historia, necesita del estruendo de las armas y de la efusión de sangre, como imágenes sin las cuales permanecería en el limbo incoloro de lo abstracto el espíritu de dominación, que constituye el verdadero vino de quienes se embriagan en sentimientos de grandeza. Quiero decir que el referente real de la categoría emocional y estética de la grandeza al fin no es otro que el de la dominación y del poder.

 

*Esta idea de «totalitarismo diacrónico» está más desarrollada en mi ensayo «Mientras no cambien los dioses, nada ha cambiado», Corolario 1º.

 

 

Rafael Sánchez Ferlosio. Esas Yndias equivocadas y malditas. Comentarios a la historia. Destino, 1994.

Imagen: Equipo Crónica. Menina abanderada, 1974.

2 comentarios:

  1. Tal día como hoy, día de grande galería .... ¡qué oportuno este párrafo de don RSF!.

    Toda Nación (la idea total) necesita un Estado (el instrumento de poder) y una representación que ponga en escena tal hipóstasis: la estetización de la política (de la que el fascismo y el estalinismo son excelentes ejemplos, aunque no únicos) que teorizó Benjamin y que tan bien expone y desarrolla Sánchez Ferlosio.

    ¡A desfilar! ... hoy el obedecer pasa por ese sentir y ese gozar ... ¡a desfilar y a defender lo diacrónico (la larga historia) de lo desfilado!

    Salud !!!

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    1. Así es, Joan, o quizás todo Estado necesita una Nación para, tras agitar ese espectro identitario contra el Otro, sembrar con sangre propia y ajena su paraíso de sangre, codicia y ceguera. Salud y menos desfiles y procesiones!

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