A ciento cuarenta kilómetros por hora
flotantes coches fúnebres
se cruzan por las autopistas
interminablemente
trasladando ataúdes
de plomo
sobre cuyas tapas
cristos desesperados agitan sus melenas
y cantan baladas de amor
que se pierden en la distancia
entre el polvo acidulado.
A cento e quarenta kilómetros por hora
flutuantes carros fúnebres
cruzam-se pelas auto-estradas
interminavelmente
transladando ataúdes
de chumbo
sobre cujas tampas
cristos desesperados agitam as suas melenas
e cantam baladas de amor
que se perdem na distância
entre o pó acídulo.
Conrado Santamaría Bastida. Totalitaria, 2021. En Y no cejar / E nâo recuar. Antología (2011-2021). Traducción Carlos d`Abreu. Caraba Ibérica, 2022.
Imagen: Graciela Iturbide
Siempre a la máxima velocidad. No importa el sitio. Hay que llegar porque después hay otro sitio al que habrá que llegar. Ir llegando siempre a máxima velocidad, que así lo reclama la audiencia y lo vivido es pedernal dietario de esa proeza.
ResponderEliminarLos muertos inconscientes son sin duda quienes más y más rápidamente se mueven al dictado de su religión. Salud!
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