Amar a cada uno por su nombre
en un idioma impar, íntimo código
en el que cada sílaba sea un mimo.
Amar a cada cual por la manera
intrépida o celosa de apretar
el paso en la borrasca y por el cúmulo
de discapacidades que lo azoran.
Amar a cada prójimo en su fe
por la ráfaga débil que lo surca,
por sus contradicciones, sus bostezos
y el temblor de sus piernas entumidas.
Amar a contrapelo, amar a ciegas,
celebrar que tendemos hacia el otro
el pulso, sin que nadie nos lo mande.
Juan Antonio Bermúdez. En Hablamos de ti, capitalismo. 25 años de Voces del Extremo. VV. AA. Coord.: Antonio Orihuela. La Vorágine, 2023.
Imagen: Diane Arbus. Boy Stepping Off The Curb, 1956.
"Amar a contrapelo (...) sin que nadie lo mande". Y ese alguien, a veces, no es nadie, sino lo histórico agazapado. Y Benjamin decía que había que cepillar la historia a contrapelo. "Hay un amo en el amor, que no es verbo, sino señor".
ResponderEliminarA contrapelo, una de las acciones más hermosas, laboriosas y gratificantes que podamos emprender. Salud, Joan!
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