III
Y continuamos. Es tiempo de muletas.
Tiempo de muertos habladores
y viejas paralíticas, nostálgicas de bailado,
pero aún es tiempo de vivir y contar.
Ciertas historias no se perdieron.
Conozco bien esta casa,
por la derecha se entra, por la izquierda se sube,
la sala grande conduce a cuartos terribles,
como el del entierro que no se hizo, del cuerpo olvidado en la mesa,
conduce a la copa de frutas ácidas,
al claro jardín central, al agua
que gotea y susurra
el incesto, la bendición, la partida,
conduce a las celdas cerradas, que contienen:
papeles?
crímenes?
monedas?
Oh cuenta, vieja negra, oh periodista, poeta, pequeño historiador urbano,
oh sordomudo, depositario de mis desfallecimientos, ábrete y cuenta,
muchacha presa en la memoria, viejo lisiado, cucarachas de los archivos, puertas chirriantes, soledad y asco,
personas y cosas enigmáticas, contad,
capa de polvo de los pianos desmantelados, contad;
viejos sellos del emperador, vajillas de porcelana partidas, contad;
huesos en la calle, fragmentos de periódico, corchetes en el suelo de la costurera, luto en el brazo, palomas, perros vagabundos, animales cazados, contad.
Todo tan difícil desde que os callasteis…
Y muchos de vosotros nunca se abrieron.
III
E continuamos. É tempo de muletas.
Tempo de mortos faladores
e velhas paralíticas, nostálgicas de bailado,
mas ainda é tempo de viver e contar.
Certas histórias não se perderam.
Conheço bem esta casa,
pela direita entra-se, pela esquerda sobe-se,
a sala grande conduz a quartos terríveis,
como o do enterro que não foi feito, do corpo esquecido na mesa,
conduz à copa de frutas ácidas,
ao claro jardim central, á água
que goteja e segreda
o incesto, a bênção, a partida,
conduz às celas fechadas, que contêm:
papéis?
crimes?
moedas?
ó conta, velha preta, ó jornalista, poeta, pequeno historiador urbano,
ó surdo-mudo, depositário de meus desfalecimentos, abre-te e conta,
moça presa na memória, velho aleijado, baratas dos arquivos, portas rangentes, solidão e asco,
pessoas e coisas enigmáticas, contai,
capa de poeira dos pianos desmantelados, contai;
velhos selos do imperador, aparelhos de porcelana partidos, contai;
ossos na rua, fragmentos de jornal, colchetes no chão da costureira, luto no braço, pombas, cães errantes, animais caçados, contai.
Tudo tão difícil depois que vos calastes...
E muitos de vós nunca se abriram.
Carlos Drummond de Andrade. A rosa do Povo, 1945. Traducción: Conrado Santamaría.
Imagen: Ismael Nery. Resignação Diante do Irreparável, ca. 1933.
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