No dejéis que el silencio, como fría argamasa,
apague la memoria de aquellos que quedaron
hundidos en la tierra, en la linde del alba.
No dejéis que sus huesos, pulidos por el barro
permanezcan secretos. Izadlos como antorchas,
coronad con sus llamas el sueño que tuvimos
cuando todo era espanto, cuando todo era sombra.
Ellos fueron su amparo, su razón, su sentido.
Recobradlos. Traedlos hasta nuestro presente.
Dad al aire sus nombres como ramas crecidas
en la entraña secreta. Recordad que nos dieron
claridad y conciencia. No dejéis que la muerte
señoree el olvido ni su luz aterida
pues de ella crecimos. Somos sólo su efecto.
Angelina Gatell. Sobre mis propios pasos (Poesía competa. Vol. I). Prólogo: Antonio Colinas. Edición y estudio preliminar: Marta López Vilar. Bartleby, 2023.
Imagen: Ortega Muñoz. Castaños, c.1966-1976.
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