lunes, 16 de junio de 2025

[Quiero cantar la muerte de un burro. A ver, y ¿qué pasa?:]


 

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Quiero cantar la muerte de un burro. A ver, y ¿qué pasa?:

¿qué es ese frunce de cejas, o compasivo meneo

del coco, o risillas ahí por detrás? Quiero hacer que resuene

“Lo han matado”, y que estas ardientes lágrimas pocas

se hagan tinta de imprenta, hasta, si es preciso, de rollo

de ordenador, por si puede una vez servir para algo

tanta informática ganga de Dios, y que suene a millones

“Era bueno, y por eso me lo han matado. No era

mío, ni suyo tampoco, y por eso era bueno, y por eso

ha tenido la Realidad que matármelo”. ¿A alguien

le amosca o mosquea oír esto? Acaso usted me confunde

con esas mamás o maridos de su gatita o perrazo,

que los someten al Régimen del Dinero y les compran

potitos en lata; o quizá quiera aún recordarme que ésos

resultan ser los más propios para estofar, si les mandan,

judíos en horno o dejar que les pasen por la pantalla

rosario de críos secándose de hambre al pie de las rutas

turísticas de África. Bueno, pues mire: si a estas alturas

no distingue usted el amor que le venden de algo

que quede de amor sin nombre ni ley latiendo por bajo

de la Realidad, pues váyase usted con Dios y a lo suyo,

y observe cómo me vibra el dedo medio por entre

el índice y anular. Yo canto un burro y la muerte

en él y por él, y a la vez que me nubla el alma esta sombra

de burro que me ha dejado detrás, a la vez una ira

me hace clamar que no ha muerto, que lo han matado, y que ha sido

quien mata el amor. Y el que no pueda oír, que se compre su gusto

de literatura y se tape con el papel las orejas.

 

 

Agustín García Calvo. Al burro muerto. Lucina, 1998.

Imagen: Autoría no encontrada. Pascual Rovira en la finca ADEBO en Rute.

2 comentarios:

  1. ¿Qué hay que saber para un buen vivir, que no es, por cierto, eso que llaman "ser feliz"? Pues distinguir "el amor que le venden de algo que quede de amor sin nombre ni ley latiendo por bajo de la Realidad".

    Ah, Don Agustín! ... siempre (nos) andaba con palabra afinada a ras de aire y de tierra.
    Salut!

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    1. Siempre nos andaba y nos anda, Joan, hurgando nuestras certezas, que es lo que más duele y más placer nos produce. Salut!

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