jueves, 27 de febrero de 2020

Carta a la rosa


Rosa, voy a dejarte por un tiempo. No es que te olvide o que rompa contigo, es que tengo una prisa, un trabajo que hacer. Yo sé que tú eres justa, que te das desde adentro con tu perfección brillante. Yo sé que sin ti –como también sin la luna y el crepúsculo y las otras hermanas profundas–, no vale la pena vivir. Pero déjame un momento ayudar a la lucha de los hombres en esta hora terrible. Hay niños que serían como tú si no fueran agredidos en su esencia; hay mujeres que olerían como tus entrañas, que les han sido dañadas, si las salváramos de todos los inventos económicos. Hay hombres sometidos al hierro de la fábula, que por eso no te conocen. Hombres, mujeres y niños que no pueden mirarte. Larga sangre obrera, o inmensa. Por eso hoy te dejo. En el fondo de mí te llevo al combate. Después te juro, rosa, traértelos vivamente a ti. Entonces volveré, amiga mía, volveré.



Antidio Cabal. Poética uno, 1957-1963. En Poesía de uso. Amargord, 2013.

Imagen: Vincent van Gogh. Naturaleza muerta - novelas francesas y rosa, 1888.

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