jueves, 6 de febrero de 2020

La ciudad. 37


El ciego va tentando el camino.

El ciego tiene el oído muy fino.

Los sonidos se perciben por medio del oído.

Oigo voces susurrantes.

El viento susurra.

Susurra el agua.

Oigo voces indistintas.

Oigo sonidos indefinidos.

Oigo pisadas.

Oigo silbidos.

Oigo bocinas.

Oigo el bullicio de la calle.


El ciego camina con tiento.

El ciego palpa.

El miedo es palpable.


Oí ráfagas de ametralladoras.

Las ametralladoras tabletean.

Oí rodar tanques.

Rebombaban los disparos.

Oí volar rasantes a los aviones.

Repercutían los estampidos.

Los estampidos turbaban el silencio.

Después silencio.

¡Tarará! suena la trompeta.

El sonido de la trompeta es penetrante.

Oigo bandas militares.

El pífano es agudo.

¡Bam! hace el bombo.

Oigo marchar soldados.

Oigo cajas.

Los tambores redoblan.

¡Rataplán! hacen los tambores.

Oigo toques de clarines.

Los clarines suenan agudamente.

Oigo voces de mando.


Perdí la vista cuando niño.

Perdí el recuerdo de mi rostro.

El ciego cuenta peldaños.

Oigo ruidos insólitos.

Oigo voces lagrimosas.

Oigo lamentaciones.

Oigo el silbato de un tren.

Oigo un llanterío.

Se oye la marejada.


Oigo rezongos.

Oigo palabrotas.

Oigo quejas.

Oigo risotadas.

Oigo absurdos.

Oigo resuellos.

Campanillean las máquinas registradoras.

Los frenos rechinan.

Una perforadora horada el pavimento.

Las campanas suenan claramente.

Las herraduras flojas suenan.

Las ruedas de las carretelas chirrían.

Los chacareros van al mercado.

Los comerciantes pregonan.

Los compradores regatean.

Gritan los mercachifles.

Huelo caucho vino frutas peras manzanas.

Huelo anís comino clavo.

Huelo bálsamos de flores.

Huelo almizcle ajos.

Huelo olores rancios repugnantes nauseabundos.


Oigo el vagido del recién nacido.

Oigo el grito de la desflorada.

Oigo el estertor del moribundo.


La ciudad es una inmensa caverna donde jamás llega la luz del día.

La ciudad es la tiniebla rumorosa de un gran río subterráneo.

La ciudad huele atruena calla hiede.

La ciudad es el sepulcro del mar.

El caracol donde pongo el oído.

Una colmena invadida por hormigas.

Los enjambres se separan y reinas anidan en mis oídos.


El ciego tiene el olfato muy fino.

Los pescadores huelen a pescado.

Los bomberos huelen a humo.

Los carpinteros huelen a madera.

Los suplementeros a tinta.

Los enfermos a remedios.

Los sepultureros a tumba.

Los zapateros a cuero.

Los avaros a dinero.

Los agentes del tirano huelan a rata.

Los agentes intentan sonsacarme.

Me amenazan.

Hasta me han ofrecido dinero.

Para ellos soy ciego y mudo.

Dejen en paz a este pobre ciego.

Déjenme tocar en paz la guitarra.





Gonzalo Millán. La ciudad. Les Editions Maison Culturelle Québec-Amérique La tine, 1979.

Imagen: Álvaro Silva, Miguel Veloso, Cristian Pozos, Nelson Iturriaga, Carlos Vivanco, César Callozo, Jean Espinoza, Cristofer Rodrigo y Jordan Fuentes. EFE / REUTERS / AFP. Tuertos por la represión brutal de carabineros en Chile.

No hay comentarios:

Publicar un comentario