Los caballos comen grano.
En la cuadra hay más de doscientos
y comen cada vez doscientas medidas.
El último año hubo una gran sequía, ahora los hombres sufren hambre,
comen las raíces de los árboles, las cortezas.
Requisan el grano las autoridades, temen que falte comida a los caballos.
¡Qué preciosos son los caballos, qué poca cosa los hombres!
El corazón de los hombres no se atreve a tenerles rencor,
se felicita porque están gordos los caballos del Estado.
Si los caballos del Estado están gordos, podrán correr como el viento.
Están inquietos el norte y el sur.
El general necesita jinetes para dispersar a los bandidos.
Wu Sseu-Tao. En Poesía china. Selección, traducción y prólogo: María Teresa León y Rafael Alberti. Visor, 2003.
Imagen: REUTERS
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