Hay quienes en todo sombra tragan,
siembran espinas en sus propias flores,
se adueñan de su miedo y lo forjan usura.
Hay quienes viven en el yermo hechizo
de los sueños que dicen francos
y se despiertan agavillando nervios
-su sombra, su vida, su bilis, sus brazos-
al engranaje que fabrica muertos.
Hay quienes creen que la aventura es vértigo
y duermen serenos en amnióticos zulos.
Hay quienes sin más se rinden,
se entregan todavía sin espanto
y ceden sin culpa, sin queja,
en la presunta inocencia,
en la servidumbre tranquila.
Hay quienes viven en el cadalso
sin notarse la soga en torno al cuello.
David Franco Monthiel. Libro de la servidumbre. Germanía, 2011.
Imagen: Karl Hofer. Die schwarzen Zimmer (II. Fassung), 1943.
EL PUSILÁNIME (de Mario Benedetti)
ResponderEliminarEs difícil decir lo que quiero decir
es penoso negar lo que quiero negar
mejor no lo digo
mejor no lo niego.
________________________
Salud, Conrado!
El pusilánime o el presunto inocente o el muerto: estupendo (y pavoroso) diálogo que establecen los dos poemas. Gracias, Loam. Salud!
Eliminar