PARADOX
Está bien que fundemos
escuelas, pero creo que debemos establecerlas sin maestros.
SIPSON
Este Paradox es un hombre
magnífico. Quiere hacer escuelas sin maestros.
PARADOX
Sí, sin maestros, sin
profesores, sin autoridad, si les parece mejor.
DIZ
Pero para una escuela se
necesitan profesores.
PARADOX
Yo creo que no; el profesor
es una especie de papagayo del género Psittacus, familia de los loros.
DIZ
Todo lo que usted quiera,
pero es necesario.
PARADOX
No veo la necesidad de los
maestros. El hombre puede aprender sin necesidad de maestro.
DIZ
No estamos conformes
PARADOX
Pero fíjese usted en que
casi todos los que han sobresalido en una ciencia o en un arte han aprendido su
arte o su ciencia sin maestro. ¿Usted cree que hubo alguien que le enseñó a
Darwin a observar, a Claudio Bernard a experimentar, a Shakespeare a escribir
dramas, a Napoleón a ganar batallas?
DIZ
Pero ésos eran genios;
tenían una aptitud clara, determinada; ¿y el que no la tenga?
PARADOX
Por lo menos no se le
violentará. Pondremos unos cuantos talleres, en donde puedan entrar los chicos
y los hombres. Que vean lo que se hace; si tienen vocación se quedarán, querrán
aprender; si no, se largarán.
DIZ
¿Y usted cree que habrá
alguno que tenga vocación para estudiar matemáticas?
PARADOX
No, seguramente que no;
pero, ¿para qué les sirve ahora estudiar matemáticas? Cuando lo necesiten
estudiarán. Hay un grado de civilización material en Bu-Tata que por ahora nos
basta y nos sobra. ¿Para qué avanzar violentamente si no sentimos esa necesidad?
DIZ
¿Y el arte?
PARADOX
¡Ah! ¿Pero ustedes también
tienen el fetichismo del arte, ese fetichismo ridículo que obliga a creer que
las cosas inútiles son más útiles que las necesarias?
GENEREAU
Pero el arte es una cosa
útil.
PARADOX
El arte es una cosa llamada
a desaparecer, es un producto de una época bárbara, metafísica y atrasada.
SIPSON
¡Magnífico, Paradox!
¡Magnífico!
PARADOX
Y si del arte pasa usted al
artista, ¿hay nada más repulsivo, más mezquino, más necio, más francamente
abominable que un hombrecillo de esos con los nervios descompuestos que se pasa
la vida rimando palabras o tocando el violín?
SIPSON
¡Fuerte ahí! ¡Fuerte!
DIZ
Diga usted entonces que la
ciencia también es inútil.
PARADOX
Si me aprieta usted mucho
diré que es perjudicial.
DIZ
¿Y por qué?
PARADOX
Porque produce un bárbaro
desarrollo del cerebro a expensas de los demás órganos. Y en el cuerpo humano
se necesita la armonía, no el predominio.
DIZ
Entonces abajo la ciencia,
abajo el arte y vivamos hechos unos bárbaros.
PARADOX
Sí. Vivamos hechos unos
bárbaros. Vivamos la vida libre, sin trabas, sin escuelas, sin leyes, sin
maestros, sin pedagogos, sin farsantes.
SIPSON
¡Bravo! Vivan los hombres
silvestres, aunque sean reyes.
PARADOX
Y ¡abajo las Universidades,
los Institutos, los Conservatorios, las Escuelas especiales, las Academias
donde se refugian todas las pedanterías!
SIPSON
¡Abajo!
PARADOX
¡Abajo esos viveros de
calabacines que se llaman Ateneos!
SIPSON
¡Abajo!
PARADOX
¡Abajo todos los métodos de
enseñanza!
SIPSON
¡Abajo!
PARADOX
Acabemos con los rectores
pedantes, con los pedagogos, con los catedráticos, con los decanos, con los
auxiliares, con los rebeldes.
SIPSON
Acabemos con ellos. ¡Hip!
¡Hip! ¡Hurra!
DIZ
De todos modos, al último no
tendremos más remedio que establecer escuelas.
PARADOX
Pero no les enseñemos
<<musa musae>> a los chicos.
DIZ
Eso por descontado.
PARADOX
Ni Historia.
DIZ
Naturalmente que no.
PARADOX
Ni retórica.
DIZ
¡Claro!
PARADOX
Ni psicología, lógica y
ética.
DIZ
¡Hombre, por Dios!
PARADOX
Entonces acepto la escuela.
Pío Baroja. Paradox, rey. Caro Raggio, 1973.
Imagen: Portada de Paradox, rey, ilustrada por Julio Caro Baroja
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