Porque no son las cartas que te tocan
ni es el lugar que ocupas en la mesa
ni tampoco tu falta de experiencia
o de pericia
lo que te hace perder
mano tras mano.
Es la baraja, hermana, la taimada
baraja, que no es tuya
y que tú aceptas inocente
como aceptas
la pinta de los bastos,
el monto de la apuesta,
la losa de los nombres,
el vértigo del tiempo,
la vida que te falta.
Conrado Santamaría
Imagen: Paul Cézanne. Los
jugadores de cartas, 1890-92.