Hoy no ha venido nadie a
preguntar;
ni me han pedido en esta
tarde nada.
No he visto ni una flor de
cementerio
en tan alegre procesión de
luces.
Perdóname, Señor: qué poco
he muerto!
En esta tarde todos, todos
pasan
sin preguntarme ni pedirme nada.
Y no sé qué se olvidan y se
queda
mal en mis manos, como cosa
ajena.
He salido a la puerta,
y me dan ganas de gritar a
todos:
Si echan de menos algo, aquí
se queda!
Porque en todas las tardes
de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan
a un rostro,
y algo ajeno se toma el alma
mía.
Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en
esta tarde!
César Vallejo. Los heraldos negros, 1918. En Obra poética completa. Alianza, 1988.
Imagen: Nikolái Yaroshenko. La terrorista, 1881.
No hay comentarios:
Publicar un comentario