Ça commence aujourd´hui
Bertrand Tavernier
Y al
fin más allá del silencio
o la
esperable derrota se extiende
este
paisaje, belleza sin consuelo
ni
esperanza, esta llanura helada
y
yerma, seca, aterida, abandonada
a la
piedad de los hombres
o a
la hermosa contemplación de los siglos.
Y de
la tierra estéril nace el repetido
de
la rebelión que fue grito,
llanto,
mas ahora fiesta en que todo
–amor,
ternura, recobrada fraternidad,
intacta
sonrisa de los inocentes–
todo
ahora comienza sin espera ni aplazamiento.
Ahora
ya mismo la sonrisa, la música,
el
baile, en el suelo de vidrios de colores,
un
sortilegio como de acordeón.
Ahora
todo ha vuelto y el futuro
es
presente confundido con el tiempo
antiguo
de la dignidad y el coraje,
heroica
kermese provinciana
de
la resistencia y la esperanza.
Ahora
roto al fin el silencio,
nos
confundimos como niños en fiesta
con
esta belleza tan aterida, seca,
tan
olvidada y nuestra como este baile
que
nada pospone y todo anuncia.
Y
esto,
es
decir
esta
verbena, este inventado 14 de julio,
este
baile de niños tercos maestros,
vecinos
derrotados, viejos músicos
de
la renacida esperanza del 36,
este
júbilo, esta alegría popular
como
de antes o de siempre
todo
esto
–amigos
escépticos calculadores
pragmáticos
y olvidadizos–
esto
ha
sido, es y será mañana
aunque
os cueste la palabra,
la
revolución.
Y su
vieja y olvidada compañera
la
fraternidad.
Son
sus nombres,
su
música,
el
sueño de su alegría,
el
necesario rescate de los inocentes.
Aunque
duela o cueste o disguste
o
estén casi perdidos en la memoria
de
sombrías y repetidas derrotas
son
estos
sus nombres
revolución
fiesta
fraternidad.
Y es
hora ya,
amigos
del desconsuelo,
heridos
compañeros,
camaradas
de la esperanza,
de unirnos
todos
al
baile.
Pues
ahora
y no
mañana,
ahora
empieza todo.
Antonio
Crespo Massieu. Orilla del tiempo,
2005. En Memorial de ausencias. Poesía
2004-2015. Tigres de papel, 2019.
Imagen: Bertrand Tavernier. Ça commence aujourd'hui, 1999.
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