Antes mi cabeza era una caja
de dominó. Yo sólo visualizaba esa caja y las 28 fichas del juego. Las veía
fuera de la caja: revueltas, boca arriba unas, del revés las demás. Con más
fichas de seis dobles que las que trae el juego. Las 28 me parecían 380. Pese a
mi deseo resultaba imposible ordenar aquello. No sé cuánto tiempo viví en esta
única imagen de la realidad. Porque allí no transcurría el tiempo. Ahora sí. Y
ellas, las fichas, están todas en la caja. Ellas son ellas. La caja es la caja.
Y yo soy yo.
(Así
resumió un enfermo su proceso de recuperación tras ser intervenido en el lóbulo
frontal del cerebro)
Esteban Peicovich. Poemas plagiados. Bajo la luna, 2008.
Imagen: Roger Ballen
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