sábado, 20 de marzo de 2021

DAMAS DE ELCHE


 

para María Consuelo Tenas e Isabel Vila Vera

 

1

Porque lo que ve la palmera centinela

o la chimenea de ladrillo de la fábrica blanca

podría ser ese brillo débil, cálido

más allá de los oasis de la ciudad –

y porque esas urbanizaciones baldías

en mustias tierras de labor,

una alquería como un poblado

sobreviviendo ante las continuas recalificaciones,

parecen escenarios para un futuro

que a través de crisis interminables

no terminara de pasar –

“No puedo seguir,” como ella dijo,

en un arranque contra nuestra cansada amiga

y queriendo decir que la política

la dejaba sin palabras

en un laberinto de saldos de franquicias,

rotondas, focos, crepúsculos de los dioses…

 

2

“Aunque no debo quejarme,” dijo nuestra amiga

aunque exhausta, saturada,

porque muchos no tienen eso siquiera;

están obligados a emigrar

de este lugar desecado como un desierto

con sus aguas salobres

donde el Califato de Córdoba

ordenó un oasis –

y porque esas lágrimas saladas llenaron sus ojos

cuando desde el Valle de Josafat,

en la representación del misterio

de la Muerte y la Asunción,  llegaba

una sorpresa anual

escondida detrás del cielo,

de su cúpula pintada de azul pálido, una palmera

que descendía desde el Paraíso.

 

 

WOMEN OF ELCHE

for María Consuelo Tenas & Isabel Vila Vera

            1

Because what the sentinel palm tree sees

or white factory’s single brick chimney

might be that low gleam, warm

beyond the town oases –

and because these blank developments

in sombre arable land,

a pueblo-like farmstead

surviving before more new concessions,

seem stage sets for a future

which through interminable crises

wouldn’t come to pass –

‘I can’t continue,’ as she said,

in a passion with our tired friend

and meaning that the politics

would leave her lost for words

among labyrinthine franchising outlets,

roundabouts, stoplights, sunset’s boulevards …

            2

‘I mustn’t complain though,’ our friend said

though overworked, exhausted,

because many don’t have even that;

they’re compelled to emigrate

from this desert-like, desiccated place

with its brackish waters

where the Caliphate of Cordoba

ordered an oasis –

and because those salt tears filled her eyes

when from the Valley of Jehoshaphat

during their miracle play’s

Death and Assumption there came

an annual surprise

hidden behind the sky’s

pale-blue-painted dome, a palm

descending out of Paradise.

 

 

Peter Robinson. Traducción: Amalia García Fuertes y Conrado Santamaría.

Imagen: Dama de Elche

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