domingo, 25 de abril de 2021

[El membrillo.]


 

El membrillo.

Su forma.

Su color.

Más generoso cuanto más

maduro

            no árbol ya

ni rama

y ni siquiera

fruto

un cuerpo

irregular

ofreciendo el milagro de su

putrefacción. Excediéndose. Dando todo

de sí

ofreciéndose al tacto

sirviendo de alimento a algún gusano

encarnando el sentido

de la contemplación –dejando que la luz

haga su sombra– haciendo de

su desaparición

este intenso perfume

este todo lo vivo

cabe en mí y de mí se desprende

este

me basta con

estar

encima de esta mesa.

 

 

Ada Salas. En (Tras)lúcidas. Poesía escrita por mujeres (1980-2016). Edición de Marta López Vilar. Bartleby, 2016.

Imagen: Vincent van Gogh. Bodegón con membrillos, 1887-88.

3 comentarios:

  1. Ah, la fragante carne en la pútrida carne...
    La vida nuestra en la Vida.

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    1. Y además el ser como el darse, como el regalarse sin más, la lección que vamos olvidando. Salud!

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  2. Gracias por ese apunte. Salud!

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