viernes, 2 de abril de 2021

TRILCE


 

   Hay un lugar que yo me sé

en este mundo, nada menos,

adonde nunca llegaremos.

 

   Donde, aun si nuestro pie

llegase a dar por un instante

será, en verdad, como no estarse.

 

   Es ese sitio que se ve

a cada rato en esta vida,

andando, andando de uno en fila.

 

   Más acá de mí mismo y de

mi par de yemas, lo he entrevisto

siempre lejos de los destinos.

 

   Ya podéis iros a pie

o a puro sentimiento en pelo,

que a él no arriban ni los sellos.

 

   El horizonte color té

se muere por colonizarle

para su gran Cualquiera parte.

 

   Mas el lugar que yo me sé,

en este mundo, nada menos,

hombreado va con los reversos.

 

   –Cerrad aquella puerta que

está entreabierta en las entrañas

de ese espejo.   –¿Esta? – No; su hermana.

 

   –No se puede cerrar, no se

puede llegar nunca a aquel sitio

do van en rama los pestillos.

 

   Tal es el lugar que yo me sé.

 

 

César Vallejo. Alfar, La Coruña, núm. 33, octubre, 1923, pág. 19. En Trilce. Edición de Julio Ortega. Cátedra, 1993.

Imagen: James McNaught. The Forgotten Dreams of a Hatcheck Girl.

4 comentarios:

  1. En ese lugar ¿puede uno olvidarse de la taimada astucia de los virtuosos?

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    1. Yo la respuesta no la sé,
      pero fijo que allí te olvidas
      de los viles y su estulticia.

      Salud!

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  2. En ese lugar no existe el tiempo, pero sí las mareas y una danza sin principio ni fin.

    Salud!

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