Un día yo pregunté:
Abuelo, ¿dónde está Dios?
Mi abuelo se puso triste,
y nada me respondió.
Mi abuelo murió en los campos,
sin rezo ni confesión.
Y lo enterraron los indios,
flauta de caña y tambor.
Al tiempo yo pregunté:
Padre: ¿qué sabes de Dios?
Mi padre se puso serio
y nada me respondió.
Mi padre murió en la mina
sin doctor ni protección.
¡Color de sangre minera
tiene el oro del patrón!
Mi hermano vive en los montes
y no conoce una flor.
Sudor, malaria y serpientes,
la vida del leñador.
Y que naide le pregunte
si sabe dónde está Dios.
Por su casa no ha pasado
tan importante señor.
Yo canto por los caminos,
y cuando estoy en prisión.
Oigo las voces del pueblo
que canta mejor que yo.
Hay asunto en la tierra
más importante que Dios,
y es que naide escupa sangre
pa’ que otro viva mejor.
Que Dios vela por los pobres,
tal vez sí y tal vez no,
pero es seguro que almuerza
en la mesa del patrón.
Atahualpa Yupanqui. Le chant du monde, 1969.
Atahualpa, la sabia voz de la savia.
ResponderEliminarSalud!
Y cuánta savia de esta necesitamos, Loam, en este invierno tan largo sin estrellas. Salud!
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