El padre, con gran esfuerzo, cargó el caballo sobre los hombros del hijo:
–Es nuestro único bien –le explicó–, y, si muere, qué será de nosotros.
–Nuestra gente –añadió un hermano del padre, alguien en exceso práctico– siempre anduvo de aquí para allá cargada de un caballo.
Y el hijo iba de acá para allá sometido al caballo.
Al fin, una tarde, el muchacho escupe el hígado y el páncreas, y muere obediente bajo el peso terrible.
–Jaque mate –grita la Reina de Corazones.
–Es la costumbre, bien pensado es una hermosa costumbre –puntualiza histórico el hermano del padre.
Rafael Pérez Estrada. El grito & Diario de un tiempo difícil. Luces de gálibo, 2021.
Imagen: Ilustración del cuento Lazy Jack.
Ay, qué daño. No es la cruel filogenia del animal en su periplo de supervivencia, es el sadismo exaltado del hombre para con sus vástagos, en el cumplimiento de las dementes exigencias del mercado.
ResponderEliminarAsí es, LaNanaFea. Y todavía oirás que el comprar y el vender mercancías está inserto en nuestro código genético. Pobres y perversos!. Salud!
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