Tras las huellas de Ajmátova y Szymborska
El Justo camina con aplomo,
sus pasos se acomodan precisos
a las piedras del camino.
No hay incertidumbre ni tropiezo posible,
le alientan y le arropan el mandato del cielo,
las leyes de la historia.
Ella, la Curiosa, marcada por tantos siglos de renuncia,
sabe que esa huida es su destrucción,
siempre unos pasos por detrás,
todo previsto por otros de antemano,
también su condena anunciada
si no se acomoda.
Y ella no transige.
El salitre te ciega los ojos:
nunca pintarás las cuevas.
El sabor de la sal te quema los labios:
nunca escribirás tus sueños.
Las arterias bombean salmuera
hasta tu corazón:
no conocerás de qué están hechas las estrellas.
De tu pelo se desprenden como pétalos
delicadas escamas de sal
que caen temblorosas a tus pies.
La lluvia de fuego ilumina tu sonrisa.
Amalia García Fuertes. Inédito.
Imagen: Crónica de Nuremberg: Lot huye de Sodoma, 1432.
Magnífico. Tan terrible en su resistencia.
ResponderEliminarSalud, poetas.
Heroico y terrible. Un dilema que sigue sin resolver. Salud y sonrisa, LaNanaFea!
EliminarEspléndido!
ResponderEliminarEspléndido! Salud!
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